En 2004 di mi primer curso, Sociología, a colegas de preparatoria del Colegio Madrid.
Desde entonces, una de mis principales fuentes de inspiración para diseñar el contenido y la forma en que quiero enseñar una materia, ha sido mi propia experiencia tratando de aprender ese mismo material desde el otro lado del ruedo, como alumno.
Al diseñar un curso no solo me interesa replicar las mejores prácticas de quienes alguna vez fueron mis docentes, sino también –y sobre todo– buscar la forma más simple, eficiente e intuitiva de enseñar eso que a mí me costó tanto trabajo aprender (R y el análisis de datos ocupan un lugar destacado en esta lista).
En los últimos años, esta búsqueda me llevó a descubrir dos fuentes de inspiración igualmente importantes.
Por un lado, las innovaciones curriculares y pedagógicas planteadas por diferentes asociaciones de expertos en estadística.
Y, por el otro, los hallazgos más importantes de diversas investigaciones científicas en el campo de la pedagogía, neurociencia y psicología cognitiva.
Este conjunto de influencias, a la par de mi propia experiencia docente, han moldeando mi filosofía pedagógica, y, en consecuencia, la que está detrás de todos los cursos que imparto en Data Crunchers.
¿Por qué te cuento todo esto?
La respuesta es sencilla. Dado que estás considerando si vale la pena o no inscribirte a uno de nuestros cursos, lo mínimo que puedo hacer es explicarte brevemente el origen y la naturaleza de nuestra filosofía pedagógica.
En este corre hice lo primero. Dedicaré el próximo a lo segundo.